Ahora, cuando te marches
y me digas adiós,
quiero que cortes la última rosa
del rosal que sembramos los dos,
porque a la vez,
yo sentiré el dolor
de la herida de esa flor
hasta que mi cuerpo se quede sin sangre
y se pare mi corazón.
Ahora, cuando te marches,
yo también te diré adiós.
SANTIAGO SERRANO BRAVO.
28 nov 2008
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